En su sexta incursión en Arabia Saudí, el Dakar mantiene el nivel de dificultad entre Bisha y Shubaytah, con casi 8.000 kilómetros de carrera, de los cuales 5.000 corresponden a especiales.
El conocimiento profundo del país ha permitido a la organización trazar un desafío mayúsculo de principio a fin que incluye algún momento de respiro aquí y allá para que los pilotos y sus equipos recuperen el resuello.
El durísimo formato de la 48h chrono figura este año al inicio de la prueba, seguida casi de inmediato de una etapa maratón cuyo desenlace se antojará, posiblemente, determinante.
Durante la segunda semana, el foco estará puesto en Shubaytah, el gran hito a alcanzar tras dejar atrás el mar de dunas del Empty Quarter.
El amor por el detalle ha llevado a la organización a desdoblar los trazados de las especiales (en más del 45 % del kilometraje total), una fórmula destinada tanto a mejorar el confort y la seguridad de los pilotos como a complicar la navegación a los coches.
Cabe destacar que la carrera se decidirá también en los propios vivacs, que serán el escenario tanto de pistoletazos de salida, como de llegadas y del podio final del próximo 17 de enero en Shubaytah.
Cita en Bisha
La instalación de un vivac XXL capaz de congregar en un mismo lugar a todos los colectivos del evento los días previos a la carrera conquistó a los locales a orillas del Mar Rojo en 2023, como ocurriría un año después, en 2024, en el imponente decorado de AlUla.
Y no hay duda de que lo mismo sucederá en Bisha, una localidad de 200.000 habitantes situada en el cuarto sudoccidental de Arabia Saudí, donde desembarcarán la gran mayoría de los competidores tras recuperar sus vehículos en el puerto de Jeddah.
Los reencuentros continuarán con la llegada del año nuevo, que arrancará con el fin de las verificaciones técnicas y administrativas, así como los últimos preparativos. Todo ello en una tierra que constituye un rico oasis.