POR CIRILO DE PINTO.
Niki Lauda será por siempre el hombre que sobrevivió a la hoguera de su Ferrari en Nürburgring, el 1 de agosto de 1976. Esas imágenes representan uno de los momentos más impactante de la historia de la F1 y del automovilismo mundial. Todavía impresiona ver en llamas el auto Nro. 1 de quien era campeón. Revivir ese pasaje aún hoy, tensa y hace pensar que es imposible que pueda salir del fuego con vida. Cuatro pilotos se detuvieron para socorrerlo, Brett Lunger (el rezagado que impacta contra el auto de Lauda en llamas), Harald Ert, Arturo Merzario y Guy Edwards. Lunger y Merzario tuvieron la valentía de meterse en medio del fuego y sacar al austríaco. Luego todo fue tarea de los médicos y la fortaleza física y mental de austríaco.
Tan solo 42 días después
del accidente volvió a correr en Monza, con esas marcas en su rostro que muchos
ni se animaban a mirar. Marcas que mostró hasta su último día de vida y que las
llevó como un trofeo de guerra, como una bandera de victoria y de supervivencia.
Al año siguiente obtendría el segundo campeonato mundial y la tercera corona la
conseguiría siete años más tarde, por tan solo medio punto sobre Alain Prost.
Tras superar las llamas de Nürburgring la vida lo sometió a Lauda a trasplantes de riñón y de pulmón.
En el final de su
vida activa, era uno de los sabios del equipo Mercedes de F1, también había
ocupado antes cargos gerenciales en Ferrari y Jaguar.
Ganó los
campeonatos mundiales en 1975, 1977 y 1984. Y perdió el de 1976 (el año del
accidente) por un punto ante su clásico rival, el excentrico James Hunt, una historia
que bien se refleja en la película Rush, que merece ser vista.
Lauda no solo fue
un gran piloto, un triple campeón del mundo, un ídolo. Lauda fue un súper héroe,
mucho más que esos de historietas. Literal: un súper héroe. Este lunes 20 de
mayo murió el hombre con más fortaleza que dio la historia de la F1.
TEXTO: TUERCAS EN RED
FOTO: FORMULA1.COM
VIDEO: AUTOMUNDO.COM.AR